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martes, 7 de mayo de 2024

EEA 2

Música del cielo

De alguna parte conocida hace tiempo 

Música de recuerdos a través de mis huesos 

La piel cubre el miedo

¿Tengo ojos?

Lo que miro está más allá de esa voz

Que me repite: algunas noches vale la pena morir

Muerto estoy en recuerdos 

Miro y no miro

Un cuerpo pequeño

Cuerpecito de muñeca poseída 

De amor musical

El calor también viene del recuerdo

De mi muerte prematura frente a un café 

Pobre de mí 

Estampa estereotípica

De poeta que captura tu cuerpo

A través de la música 

Última luz al final del túnel de mi piel

¿Estoy vivo en alguna parte?

Tiembla levemente tu memoria 

Al recordar mi silencio

Pobre de nosotros

No solo es el tiempo el villano

Está la música que se apaga lentamente 

Y deja el vacio

Ni un te amo

Qué va

Qué va a pasar después de la muerte 

En tu pequeña memoria de gata 

Morenita como el café 

Cafecito amargo y frío 

Gatita que salta desde mi rodilla imaginaria 

Hacia un jardín bello 

Bellísimo

Más real que yo


martes, 23 de abril de 2024

EEA 1

Chupo la canilla

Bebo la sangre del manglar

Salada y terrosa

A través del cilindro

Me doy un poco de vida

Un segundo o dos

No lo sé

Chupo aquel recuerdo

Esas manos de dedos enmarañados

La acuosidad de dos cueros

Colgados en el cordel

De mi frágil forma de amar

Y una gota de sudor

Que se esconde en el suelo

Y yo la chupo por la canilla

Mientras se me acalambra el cuerpo

Tantas cosas que detesto una vez más

El sol que quema

Las pieles brillosas

Chocando cual canicas una vez más

El sol detestable

Los diminutivos con que me irritaron

Las voces que solo eran cuerpos chocando

Y yo los chupo

Para que mi cuerpo se ingeste

De rezos palabras empalagosas

Y sal cayendo como en un reloj de arena

Sobre mi lengua

Que poco sabe ya de las palabras

Detrás del juego infaltil

Y el sudor goteando

Por la frente pulida de un recuerdo

Madre mía padre mío hermanos míos

Alaridos distantes

Que chupo a través de una inmensa canilla

Cómo el sistema circulatorio de la ciudad

Donde detesté a tanta gente

Que se cruzaba con mi mirada

Y era capaz de abrazarlos y llorar

Como dos tambores que chocan

Y cae el ritmo

Perdiéndose en mi árida memoria

De donde lo saco

Por medio de la vida para convertirla en palabra

Los cangrejos sueñan tranquilos

Cobijados en medio del manglar

Duermen al ritmo de la vida

Hasta que de pronto alguien

Alguna cosa que se cree recuerdo

Los eyecta a la palabra

Unos dedos enmarañados

Que acarician lo que detesto

Lenguas como nubes

Últimos testigos de la vida

Tambores y tenazas

Por cuyo ritmo ocurren las palabras

Besos entre dos perros rabiosos

A través de la canilla

Hacia la existencia de los sabores

Locura de la vida

Vida siendo absorvida a través del olvido hacia la muerte

Canilla y tenaza

Sal y músculos

Pieles que gotean

Esperanzas

Dioses que detesto

Chupados y abrasados por la nada.

sábado, 17 de abril de 2021

RECUERDOS DE MANABÍ: La casa de Horacio


Llegué sin querer a Portoviejo; como quien dice, llevado por el viento. Vendía poemitas para pagar el hospedaje, las bielas y la comida. Llegué contando las monedas a un hotel de madera, que crujía enterito cuando la guardiana, una vieja montuvia, daba un paso.

Desde la ventana del cuarto se veía la calle principal; el cielo me enceguecía. Hacía más calor que afuera. Las muchachas y los viejos sudaban, mientras se ocupaban de sus propias preocupaciones. Se escuchaba el sonido de mercaderes, risas y llantos; y, mientras la tarde iba cayendo, un aroma a pan y caña inundaba el ambiente.

-¡Aquí no hay mucho para hacer, niño! -dijo la vieja montuvia. -Pero sí puede conocer la casa del Poeta.

¿Quién dice que nadie es profeta en su tierra? Horacio, un anciano más alto de lo que imaginé, había sido docente, editor, historiador y teórico literario de Manabí; en su Casa recibió a Demetrio Aguilera Malta, Nelson Estupiñán Bass y a Benjamín Carrión, entre otros.

Llegué en noche de fiesta. Al ritmo de un bandoneón, una pareja se desplazaba entre las mesas dibujando figuras. Miradas apasionadas y labios al borde del beso. Aplausos, bocanadas de vino. Era el lanzamiento de la traducción al francés de su último poemario.

Me injerté en medio de la alegría y también bebí. Era inevitable que la gente se incomodara con mi presencia; todos eran amigos, gente notable de Portoviejo, y yo un sujeto con una camisa vieja. 

Cuando fue propicio y la música había acabado; cuando los discursos fueron apagados por la ovaciones y estas últimas naufragaron entre la risa de los grillos, me acerqué.

-La recuerdo perfectamente; era una muchacha brillante -me dijo.

Le resumí veinticinco años en unas pocas palabras. No tardé mucho en obsequiarle uno de los folletitos que yo mismo había armado, donde constaban mis lamentables versos, pero que en ese entonces ya había desgastado en el oído de los transeúntes, de los bañistas, de los estibadores y en un eufórico rito religioso que había llenado una plaza en Manta.

Él, acaso por reciprocidad, fue a buscar uno de sus libros, un compendio de memorias, poemas y fotografías, que me autografió, antes de invitarme a que lo acompañara a una de las mesas.

-Es un joven poeta, quiteño-manabita. -Me presentó. Lo recuerdo cansado; se frotaba el rostro y masajeaba los ojos vidriosos, sonreía al grupo que hablaba sobre política. Alguien soltó un chascarrillo y me alcanzó una explosión de carcajadas.

No podía quedarme mucho tiempo; era hora pico en la noche de cualquier ciudad. Estaba envalentonado y de tanto repetirlo ya me sabía de memoria mis propios lamentos. Pero esa vez hice algo diferente; en el primer lugar donde me permitieron declamar, leí un poema de Horacio, el que salió al azar; uno donde los potros se lamían la ternura. Estaba decidido; mordí un par de lóbulos y vendí casi toda la mercancía. La noche parecía larga; la vida también.

Años más tarde, vi la tristeza en los ojos de mi madre cuando le mostré el diario que anunciaba la muerte de su viejo amigo.

sábado, 3 de noviembre de 2018

LA CHUECA




era chueca
y cuando te hablaba
una de sus pupilas se perdía en la calle

era casi una araña aplastada
pero eso sí
cuando se lanzaba al amor
se convertía en luna
y no había demonio
que no se conmoviera

era chueca
pero su lengua
se te enmarañaba para siempre

porque era derecha en el vivir
derecha sin que haya duda de sus desvíos

era chueca de nacimiento
pero con sus manos de rama seca
amasó mi cuerpo
en el perfecto gesto de la vida

martes, 26 de junio de 2018

PEDACITO

DESMEMBRACIÓN

así arranca dios un ave del racimo
el árbol apenas se lamenta
¿para qué?
una nube chiquita basta
para anularla
ya el viento que a todo acaricia
ríe sobre la inaugurada cosa

TESTIMONIO

yo la vi
azul o verde
del tamaño de un fréjol

a veces
sobre todo al anochecer:
silbido

EPITAFIO

tanta pena
para nadie

sábado, 2 de junio de 2018

PLAZA

Los árboles sueñan con el día final
Los motiva el grito del predicador
El triste bostezo de los viejos
La inútil risa de los lustrabotas

La lluvia es una enfermedad
Contraída por la ciudad desde chica
A veces leve como canto
A veces dolorosa como la muerte
Pero el canto y el dolor
Sobre todo el dolor
Son síntomas de vida

Se escucha un motor:
Gente desbordada por la plaza
Lluvia en los impermeables
Hábito ajado del monje
Movimiento circular
      Inútil
      Eterno

No se escucha la esperanza
Solo el triste destino de la nada
Pero la nada no se anuncia
Se esconde en el árbol de la tristeza

sábado, 15 de abril de 2017

COMO UN SOL II

estás detrás de una puerta

tus ojos brillan

tu piel da calor

tu voz traspasa el jolgorio

eres el sol que duerme

tu susurro anuncia un beso perdido

sobrevivirás otra vez al diluvio

buscando la redención

en estos versos

como en un nuevo día

miércoles, 29 de marzo de 2017

COMO UN SOL

si mis arterias se descomponen

y en mi cráneo habitan arañas

todo se consuma en el olvido

excepto este ir y venir del llanto


acaso me perpetúe en un dolor ciego


como un sol

lunes, 16 de enero de 2017

EL MITO

nos hallamos entre la maleza

cuando me adentré en el bosque

su canto era como el que escuchó Odiseo

atado con el hilo de la prudencia

una ninfa de los eucaliptos

bordada en la hierba

se asustó y plegó sus

alas entre la cucarda

trastocó su melodía

en el cascabel de la víbora

pero di dos pasos y ella pudo contemplar mi

humildad inerme:

solo tengo el verbo le dije

y vi sus ojos su piel como la luna temprana

los pequeños botones de sus

pechos donde picoteaba el quinde

vi sus pies acostumbrados al viento

desciende dije y le tendí mi mano

ven rogué y ella sonrió

<<muéstrame oh forastero lo desconocido

apuñálame con una nueva palabra>>

muchas veces he dicho <<carne>>

otras tantas he dicho <<lecho>>

pero esta vez precedió el trueno

a mi voz que cayó como semilla sobre

el campo cuando la lluvia anunciada

goteó desde las ramas hacia sus mejillas

el frío endureció sus muslos

y cayó rendida a los pies del árbol

no pude sostenerla

era como sostener una culpa

apenas con la yema de mi amor

rocé sus mejillas

<<oh forastero bebe sobre mi vientre

ya que el cielo precipita la vida

y solo queda el olvido>>

emergió de entre el heno una tropa

de gusanos que procedió a devorarla

como a un durazno

nada quedó del mito

tan solo un hombre emergiendo del descampado

y retornando a la calle bifurcada

jueves, 6 de octubre de 2016

EL VERSO PERFECTO


I

<<el oso y la miel>>
 

armonía ritmo
 

significación

motor catártico

fantasma revelación

condición humana

existencia amor

muerte

<<el oso>> en el

canal seis


II

<<ella ahí>>

tú la otredad

las relaciones de poder

sexo cabelleras calaveras

pies y pisadas

recetas gastronómicas

el autobús

la tristeza

<<ella>> expulsada 


del Edén

lunes, 19 de septiembre de 2016

POBRE JUAN

pobre Juan que olvida 
la voz que en 1985 dijo: 
<<el cielo se encendió>> 
pobre Juan que olvida 
el sabor de la sopa 
de la calle García Moreno 
donde aguardan las palomas
pobre Juan que olvida 
el rin-rin el tubo colgado 
la cama inerme el sueño 
la espera de aquella mujer 
pobre Juan que olvida 
la loteria la flor y confía 
en el color la mirada oblicua
pobre Juan que olvida
la palabra Juan
entre la maleza
más allá más acá
y olvida el fin
pobre Juan de todos los dioses
pobre Juan de todas las muertes
pobre Juan:
<<ese beso ocurrirá
por siempre pobre Juan>>
deberá 
ocurrir

DE CUANDO TODOMEO SABOREÓ EL PODER

       Tomaría una novela explicar cómo llegó Todomeo a ocupar el trono de la nación. Por ahora, basta decir que lo acompañó la ...