viernes, 2 de julio de 2021
RECUERDOS DEL CINE: la sala Alfredo Pareja Diezcanseco
jueves, 29 de abril de 2021
RECUERDOS DEL CINE: El encuentro con Batman
sábado, 17 de abril de 2021
RECUERDOS DE MANABÍ: La casa de Horacio
Desde la ventana del cuarto se veía la calle principal; el cielo me enceguecía. Hacía más calor que afuera. Las muchachas y los viejos sudaban, mientras se ocupaban de sus propias preocupaciones. Se escuchaba el sonido de mercaderes, risas y llantos; y, mientras la tarde iba cayendo, un aroma a pan y caña inundaba el ambiente.
-¡Aquí no hay mucho para hacer, niño! -dijo la vieja montuvia. -Pero sí puede conocer la casa del Poeta.
¿Quién dice que nadie es profeta en su tierra? Horacio, un anciano más alto de lo que imaginé, había sido docente, editor, historiador y teórico literario de Manabí; en su Casa recibió a Demetrio Aguilera Malta, Nelson Estupiñán Bass y a Benjamín Carrión, entre otros.
Llegué en noche de fiesta. Al ritmo de un bandoneón, una pareja se desplazaba entre las mesas dibujando figuras. Miradas apasionadas y labios al borde del beso. Aplausos, bocanadas de vino. Era el lanzamiento de la traducción al francés de su último poemario.
Me injerté en medio de la alegría y también bebí. Era inevitable que la gente se incomodara con mi presencia; todos eran amigos, gente notable de Portoviejo, y yo un sujeto con una camisa vieja.
Cuando fue propicio y la música había acabado; cuando los discursos fueron apagados por la ovaciones y estas últimas naufragaron entre la risa de los grillos, me acerqué.
-La recuerdo perfectamente; era una muchacha brillante -me dijo.
Le resumí veinticinco años en unas pocas palabras. No tardé mucho en obsequiarle uno de los folletitos que yo mismo había armado, donde constaban mis lamentables versos, pero que en ese entonces ya había desgastado en el oído de los transeúntes, de los bañistas, de los estibadores y en un eufórico rito religioso que había llenado una plaza en Manta.
Él, acaso por reciprocidad, fue a buscar uno de sus libros, un compendio de memorias, poemas y fotografías, que me autografió, antes de invitarme a que lo acompañara a una de las mesas.
-Es un joven poeta, quiteño-manabita. -Me presentó. Lo recuerdo cansado; se frotaba el rostro y masajeaba los ojos vidriosos, sonreía al grupo que hablaba sobre política. Alguien soltó un chascarrillo y me alcanzó una explosión de carcajadas.
No podía quedarme mucho tiempo; era hora pico en la noche de cualquier ciudad. Estaba envalentonado y de tanto repetirlo ya me sabía de memoria mis propios lamentos. Pero esa vez hice algo diferente; en el primer lugar donde me permitieron declamar, leí un poema de Horacio, el que salió al azar; uno donde los potros se lamían la ternura. Estaba decidido; mordí un par de lóbulos y vendí casi toda la mercancía. La noche parecía larga; la vida también.
Años más tarde, vi la tristeza en los ojos de mi madre cuando le mostré el diario que anunciaba la muerte de su viejo amigo.
sábado, 2 de enero de 2021
EL CONVERSADOR
Podría decir algo esta página
si me propongo hablar sobre él:
siempre lo imaginaba en el interior de aquel café;
por eso me desviaba hacia la avenida Juan León Mera
ya que cuando me distinguía a través de los cristales
giraba la mariposa del recuerdo
para que su existencia se derramara sobre mí
inundándome cuadras enteras.
Eso era peligroso porque no sé nadar
y me cansaba de las brazadas que debía dar entre sus historias
acerca de una ciudad que jamás conocí.
Sonreía y su voz se perdía a lo largo de la canaleta.
Por eso, al imaginarlo por ahí, fingía apuro;
ya que siempre aparecía como el anuncio de un diluvio.
Hoy, después de tanto olvido,
lo encontré por primera vez en otro sitio.
La misma sonrisa
pero un inaudito silencio.
Leí tres veces su nombre y cerré el diario
consolándome al pensar que si algún día termina la peste
detrás de la cual se marchó hablando necedades,
no tendría sentido recorrer la ciudad más que lo imprescindible.
Todo, hasta lo más horrible, esconde algún designio
―me repetía, intentando comprenderlo.
martes, 5 de mayo de 2020
MIS MAESTROS 2
jueves, 21 de febrero de 2019
DESCUBRIENDO EL CINE I. Mi tía Nora
lunes, 10 de diciembre de 2018
MI ÚNICO ÉXITO CINEMATOGRÁFICO
lunes, 22 de octubre de 2018
EL CERDO
—Deberías agradecer que no te hundo —dijo el Cerdo mientras hacía tintinear todo el oro de su cuello. La Institución te brindó una oportunidad y vos no supiste aprovechar. Acá tengo las pruebas. Estoy seguro que te darán por lo menos cinco años —continuó mientras chocaba el enchapado de su zapato contra el mármol impoluto de la Administración. Se ha seguido el debido proceso. Eres todavía joven; hazle un favor a la Institución y háztelo vos mismo —aconsejó detrás de sus anteojos dorados, hurgándose la nariz con su dedo repleto de anillos. Yo tengo autoridad para joderte. Puedo hacerte mierda en un plisplás —explicó, frotando las posaderas contra su trono. Entonces vos decides, firmas o ahora mismo conjuro con mi pluma a la Justicia —sentenció el Cerdo. Yo no me ando con tonterías; averigua quién fue Sir Tomatón Bruchlonclown Mamón y sabrás cómo fui formado —aclaró con movimientos plácidos; masturbándose la lengua, el dedo, la espalda (y hasta el alma) con sus palabras. Cuento hasta cinco; si no agarras el bolígrafo, sabrás lo que es bueno. Muy bien. Por fin tomaste conciencia, por fin te llega el entendimiento —dijo satisfecho, tomando la hoja y colocándola sobre el legajo.
Santo Cerdo, apenas sonriente, completamente mítico. Todavía te veo desde mi acolchado sepulcro: detrás del marco de la ventana, eclipsando el día.
viernes, 28 de septiembre de 2018
EMPLEARSE
jueves, 11 de agosto de 2016
PAPÁ ÁGREDA
jueves, 8 de octubre de 2015
LOS MOZOS DE TU TAITA
domingo, 8 de marzo de 2015
SAMUEL Y EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS
DE CUANDO TODOMEO SABOREÓ EL PODER
Tomaría una novela explicar cómo llegó Todomeo a ocupar el trono de la nación. Por ahora, basta decir que lo acompañó la ...

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Música del cielo De alguna parte conocida hace tiempo Música de recuerdos a través de mis huesos La piel cubre el miedo ¿Tengo ojos? Lo qu...
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Hay algo dulce en la tristeza Tomo los caminos menos concurridos Pienso en todo eso que me agobia El temor de ser mal hombre Mal padre Terr...
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Es la primera vez que visito las nuevas instalaciones de la consulta pública de la Cinemateca Nacional Ulises Estrella. Es un luga...