Es largo el camino hasta tu casa, mi niño
Ya no recuerdo la primera vez que lo deshice:
¿Dos semanas, tres meses?
Seguimos respirando después de todo
Lo sé por tu vocecita trinándome
Esas historias que cada día estarán más lejos de mí
Pero yo no te dejaré, a pesar de los siglos
Y si, por alguna razón, me vuelvo a perder
Si extravío el idioma y mis manos
Si mi carne se hace una con las montañas
Seré señal de humo
Polvareda que besará la bóveda celeste de tus cielos