viernes, 1 de mayo de 2020

SÚPLICA


¿Qué encontraste, oh muchacho, 
en los campos de Castilla?
¿Qué en los libros de tus antecesores?
Pues yo los desbarato como polilla
y solo pierdo los dientes.
¿Qué en aquella muchacha
o aquel apuesto caballero?
Pues bellos como torres de nubes,
pues insidiosas como vicio,
he visto multiplicarse en mis calles.
Dime tu secreto, porque yo ya saboreé
el brebaje de la angustia
y como todo humano 
sentí el filo de la tristeza
sobre mis venas.
¿Dónde está el milagro del santito,
recuerdo de un cerezo
que adoraba la gente antes de que naciera dios?
Dime cómo logro
y a través de qué mirada
acariciar la estela
de alguna poesía.

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