asisto a una fiesta
desde el fondo galáctico
se embriagan las estrellas
con su danza pulen
las piedras y hacen brillar
las pupilas de los búhos
el viento aniquila con su grito
los últimos espasmos de la tierra
estoy solo
a pesar de esa voz que persiste
y acaso me es ajena
de la plegaria que dicta
un porvenir inconquistable
de los inciertos recuerdos:
el aroma de un guiso
cantos y rostros familiares
dioses más reales que yo
nada importa en este instante
ni siquiera la certeza
de que lo bello se retuerce
si se lo bebe en compañía
se dobla sobre sí mismo
más allá de la nada
¿qué tiene el otro aquí?
este espectáculo es solo mío
este espectáculo es solo mío
porque si alguien
se arroja desde la locura de lo inédito
como una nota de cinco dedos
y pretende con su osada presencia
personificar lo sagrado de la noche
en fin
si alguien me invita a gastar el aire que nos separa
si él o ella abre sus brazos para mi cuerpo
quedará en evidencia
mi esqueleto celeste
mi esqueleto celeste
donde ni siquiera las palabras me sostienen
la música embriagadora del infinito
no me permitiría
franquear el territorio de otra existencia
no me permitiría
franquear el territorio de otra existencia
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