lunes, 11 de enero de 2016

RETRATO I

estertor de hojas como carne lívida

caricia del sol papilas del viento

dientes de nubes camino del mosquito

y del pájaro hasta la fruta de tu sexo

grana madura pulpa que mordió Adán

para condenarse a la vida sueño

de la vida que nos libra de la muerte

ilusión de tus muslos poblados

de manzanas es verano y pronto

llegará el pájaro carpintero de

septiembre a quitarte las vestiduras

que devorarán las termitas de los días

agudo canto del río que sortearon

los griegos que bebieron las tropas

que se tiñó de estrellas en una

noche larga mirada suspendida sobre

el río que riega los desiertos

estertor del polvo que cubre la huella

de nuestros cuerpos oh madrugadas

segundero que marca el deseo

el amor se pierde en ti

martes, 5 de enero de 2016

EL MISTERIOSO VOCABLO ΞΙ

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La Ξ amaba a la Ι y juntos formaban una palabra muy usada. Eran casi una sola letra. Es decir, que su conjunción parecía intrínseca y se usaba para denominar un amplio conjunto semántico. Alguna vez ΞΙ fue raíz de un idioma completo. Como aquella raíz, entendida a modo de la palabra primitiva de los griegos, jamás hubo locución más vegetal. Se denominó ΞΙ a la vida, lo que generó extensas discusiones, donde por lo general triunfaba la teoría de que primero fue el verbo (vivir), e incluso hubo sabios que consideraron que era una onomatopeya del viento, por lo cual era indisociable la nominalización verbal. 
Mucho antes de la hegemonía del latín, la palabra ΞΙ (sy) había añadido un acento ortográfico, probablemente el primer acento consonante de la historia. ŝy era raíz de aventura, de ventaja, de vena, de víscera; palabras a todas luces grávidas. 
Sobrevivió felizmente la Caída del Constantinopla y se dice que el rey otomano Mehmed II, utilizaba el término ŝy (سمكي) para designar un ritual de purificación. El vocablo excedió a la vida y, con ello, parecía garantizar su permanencia entre los arquetipos más beneficiados. 
No se puede afirmar que jamás se conjugó la Ξ con la α, que la Ι no se consonantizó en los prostíbulos de Kütahya. Sin embargo, el ŝy configuraba, como por obra de arte, una singularización, una exclusión de otros grafemas, e incluso de otras homófonas, e incluso de otros significantes.


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Ocurrió de forma inevitable, pero muy alejado de cómo lo cuentan los etimólogos. Un día un individuo, descendiente de un herrero japonés, al pronunciar el mítico ŝy, se cuestionó, no solo su alcance, sino que apareció ante sus ojos, como una mujer desnuda, una imponente discordancia entre fondo y forma. 
<<El ŝy no es un pez y una mano, no es el océano y la tierra, no es un paisaje, no calza en las constelaciones conocidas, no nombra a un niño, no es la poderosa nada.>> 
Decidió con empeño borrarlo. Sus hijos nunca supieron pronunciarlo.


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Esta noche, entre la paleta de lo absurdo y de lo real, lo he inventado, lo he resucitado.

DE CUANDO TODOMEO SABOREÓ EL PODER

       Tomaría una novela explicar cómo llegó Todomeo a ocupar el trono de la nación. Por ahora, basta decir que lo acompañó la ...