lunes, 23 de mayo de 2016

CAZADOR

Ojalá fuera como tú,
héroe de las madres padres niños,
ojalá pudiera decir:
ofrecí mi carne para el mundo,
lo hicieron en siete días con mis venas,
lo bañaron con mi sangre.

Pero callar.

El silencio otorga la gloria,
la secreta santificación del guerrero,
el mito de la vida y de la muerte,
y de la vida más allá de la muerte,
como una perla de la memoria,
de la íntima herencia.

Nadie te reza,
nadie te prende un cirio,
nadie te revive en el rito de las piedras
que hirieron tus plantas.
Te conformas con la noche curadora de hombres
y el día famélico.
Te conformas acaso con el viento caliente,
con la parte del festín que te corresponde
y el baile que arrulla la tierra.
Sería un desprestigio llamarte mesías,
adorarte,
pues tu honor está en el grito de la estepa.
Mañana habrás perdido el vigor, 
te llevarás solamente la venganza de las bestias,
que cuentan en silencio sus deudos.
Oh, guerrero, que haces de la muerte una obra de arte.
Ya pasarás la posta del rito,
impedido de masticar los frutos sanguinolentos
arrancados al árbol de los dioses.

viernes, 22 de enero de 2016

EL POSTRE PREFERIDO DE DIOS

y podría ser que jamás vuelva a beber vino
que la noche se extienda sobre mis huesos
dejando la ebriedad del sueño suspendida en el aire



pero más atroz es que nunca aparezca
tu sombra tras la puerta



también podría ser que el gusano abra grietas
en mi memoria y olvide los colores del tablero
el movimiento oblicuo la terquedad
el sentido oscuro y tierno del poema


pero más atroz es que nunca tu incienso y mirra
franquee el peregrinar de mil noches



llegará acaso el instante en que esté lejos el río
la corriente calle
el agua no acaricie
llevándose el reflejo de las cosas
no me salve ni su sabor mineral
ni el vapor que trajera consigo mi rastro



pero más atroz es tu no-silencio tus no-palabras
tu no-recorrido hasta el sillón
donde no-contemples mi cuerpo
tu no-sonrisa que despeje el camino hacia tu no-hombro
la no-crema de vainilla estrellada en el piso
mi carcajada por la casa



talvez un día mi madre sea la madre del silencio
y con ella esté mi nombre como un eco
y en mi grito mis labios
y en mis labios mis huesos
y en mis huesos el hilo la aguja y el dedal
como una flor que no existe



pero más le temo a que nunca puedan mi dedos
como tijeras cortar camino desde tu cintura
quitar la hiedra arrancar la roca
coronar tus montañas rellenar tus labios
arrancar avemarías golpes de pecho
acuclillarte invocar al santo
santificarte



frente a la fontana di Trevi charlarán dos hombres
hablarán de mí pronunciarán mi nombre
señalando el cielo devorarán mi oreja derecha
sonreirán con mis palabras
uno de ellos se rascará mi cabello
evadirán el punto final con un guiño
y se alejarán



pero a pesar de todo lo más atroz es que un día
no apoyes tus pechos en mi lecho
prodigando el aire que contiene a mis palabras
exhalando el corazón el lirio el fuego
tus glúteos como gelatina de fresa
el amor lechoso endulzando tus entrañas
como el postre preferido de dios

DE CUANDO TODOMEO SABOREÓ EL PODER

       Tomaría una novela explicar cómo llegó Todomeo a ocupar el trono de la nación. Por ahora, basta decir que lo acompañó la ...