Ojalá fuera como tú,
héroe de las madres padres niños,
ojalá pudiera decir:
ofrecí mi carne para el mundo,
lo hicieron en siete días con mis venas,
lo bañaron con mi sangre.
Pero callar.
El silencio otorga la gloria,
la secreta santificación del guerrero,
el mito de la vida y de la muerte,
y de la vida más allá de la muerte,
como una perla de la memoria,
de la íntima herencia.
Nadie te reza,
nadie te prende un cirio,
nadie te revive en el rito de las piedras
que hirieron tus plantas.
Te conformas con la noche curadora de hombres
y el día famélico.
Te conformas acaso con el viento caliente,
con la parte del festín que te corresponde
y el baile que arrulla la tierra.
héroe de las madres padres niños,
ojalá pudiera decir:
ofrecí mi carne para el mundo,
lo hicieron en siete días con mis venas,
lo bañaron con mi sangre.
Pero callar.
El silencio otorga la gloria,
la secreta santificación del guerrero,
el mito de la vida y de la muerte,
y de la vida más allá de la muerte,
como una perla de la memoria,
de la íntima herencia.
Nadie te reza,
nadie te prende un cirio,
nadie te revive en el rito de las piedras
que hirieron tus plantas.
Te conformas con la noche curadora de hombres
y el día famélico.
Te conformas acaso con el viento caliente,
con la parte del festín que te corresponde
y el baile que arrulla la tierra.
Sería un desprestigio llamarte mesías,
adorarte,
pues tu honor está en el grito de la estepa.
adorarte,
pues tu honor está en el grito de la estepa.
Mañana habrás perdido el vigor,
te llevarás solamente la venganza de las bestias,
que cuentan en silencio sus deudos.
Oh, guerrero, que haces de la muerte una obra de arte.
Ya pasarás la posta del rito,
impedido de masticar los frutos sanguinolentos
arrancados al árbol de los dioses.
que cuentan en silencio sus deudos.
Oh, guerrero, que haces de la muerte una obra de arte.
Ya pasarás la posta del rito,
impedido de masticar los frutos sanguinolentos
arrancados al árbol de los dioses.